Se nos fue Eduardito

Nuestro gran amigo y compañero de trabajo, Eduardo Camel, falleció hoy en la madrugada víctima de un cáncer. Sus compañeros de la sección de Economía escribieron este hermoso texto que saldrá publicado mañana en El Universal:
"La muerte jamás dejará de sorprendernos en nuestra levedad. Temida a diario, esperada nunca, inexorable siempre. En la madrugada de este lunes llegó para llevarse a nuestro compañero y amigo, el periodista Eduardo Camel Anderson. Las complicaciones del cáncer aceleraron su despedida a sus 35 años. Quienes tuvimos la fortuna de conocerle y de trabajar a su lado perdemos a un amigo inolvidable que, por sobre todas las cosas, nunca dejó de festejar un nuevo día. Los lectores de este diario echarán de menos a uno de los mejores periodistas de negocios y comercio exterior del país, con gran capacidad para transmitir información de calidad, precisa, profunda, en términos sencillos. Originario del estado Bolívar con formación como comunicador social en la Universidad Central de Venezuela, fue un incansable estudioso de las nuevas tecnologías y del impacto de las mismas en la sociedad. Apasionado por el devenir empresarial, supo llevar adelante sus coberturas periodísticas con aplomo y sobriedad. Entre otras distinciones, recibió el premio Frank Amador año 2005, que otorga la Cámara Venezolano Americana de Comercio e Industria (Venamcham). Será imposible no recordar su manera alegre de enfrentar la vida, su sonrisa siempre a flor de piel, su corazón abierto para ayudar y consolar a todo aquel que lo necesitara. Sin duda, supo disfrutar de la vida y hacer que quienes lo rodeaban aprendieran a disfrutarla también. Cada tarde le dedicaba o componía una canción a alguno de sus compañeros de sección y hacía que nuestros días con él fueran siempre entretenidos. Para todas las situaciones saltaba su sentido del humor, su famosa “chispagel” o su frase célebre al momento de terminar la jornada: “este muñeco se va a otra juguetería”. Era un compañero que daba todo lo que tenía, que entregaba sin esperar a cambio. Un amigo que te recibía en su corazón, sin ninguna mezquindad. Pero no sólo estaba en los momentos buenos, también permanecía cuando las cosas se ponían feas y con su dulzura y optimismo llenaba el espíritu de quien lo requiriera." Nunca te olvidaremos.